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Fondoblanco

Ilustración de tapa obra de Santiago Cubides

Si usted hace una búsqueda de imágenes en Google y teclea “Fondoblanco”, las cuatro primeras que encontrará son justamente eso: ¡un recuadro en blanco! Yo tenía otra asociación en mi cabeza y el resultado me sorprendió. No había notado que el término precisamente alude a un instante último, uno en el que nada queda, en el que todo se va. Puede ser también uno inicial, cuando nada hay aun. Eso depende de los ojos con que queramos ver la cuestión. No obstante, la expresión alude a un instante vacío; o a vaciarse en un instante, como cuando en el bar la mesa de amigos dice a coro fondoblanco y se toman de un sorbo sus cervezas (esa era la imagen que yo buscaba).

“Fondoblanco” es el título de la primera novela de Alejandro Arciniegas Alzate y efectivamente trata de un vaciamiento. Un alguien se va quedando en blanco a lo largo de sus páginas, se va consumiendo aprisa como compitiendo con otro por acabar primero (tal cual en la mesa del bar). La historia se desarrolla en Bogotá y el autor hace uso de varios lenguajes para narrarla (además de los típicos elementos narrativos nos topamos en la novela con encuadres y especificaciones técnicas propias de un guión cinematográfico), lo que acaso resulte una exigencia del texto si tenemos en cuenta que lo que Alejandro nos está contando es la vida, y las visiones, de un drogadicto que, después de probarlo todo, anda metiendo bazuco.

“Fondoblanco” participó, con el aval de Icono Editorial, en la convocatoria del Ministerio de Cultura: Estímulo a Editoriales Independientes, Literaturas Regionales (cuyo jurado estuvo conformado por: Juan Gustavo Cobo, Nahum Montt, Roberto Rubiano y Bernardo Jaramillo), y resultó ser una de las seis obras ganadoras. Las otras son: Memorias de un diletante, El pueblo de las tres efes, Estética y otredad en el Caribe, Cantadoras afrocolombianas de bullerenge y La huída de los sueños.

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