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Cuentos apocalípticamente salvadores

Sandro nació en el oriente medio de Caldas, como le gusta decir a él, o en Manzanares que es decir lo mismo. Desde siempre la vida lo llevó por los caminos de la administración y la economía y por eso aún no tiene claro cómo fue que llegó a esto de dedicarse a escribir. De su experiencia en Nueva York nació el deseo por escribir su visión crítica al respecto del estilo de vida materialista y del TEUC [Taller de Escritores de la Universidad Central] el material primigenio que dio lugar a las treces historias que se encuentran publicadas en “De Geoloástica”.

Tras golpear infructuosamente en las puertas de varias editoriales que no hicieron caso a sus cuentos de, cómo él la llama, “narrativa posmoderna”, decidió entonces seguir los pasos de Edward Gorey e ingresar también al mundo de la autoedición reviviendo, a manera de homenaje, su propia versión de la “Fantod Press”, aquel sello editorial con el que Gorey se publicara a sí mismo por allá en 1953. La Fantod Press de Sandro tiene la particularidad bien colombiana de que además de libros vende café. Así pues se hace uno a un ejemplar de “De Geoloástica” y a un cuarto [o libra o la cantidad que quiera] de café “Ticchi”, un café de exportación que produce su familia y el lugar de donde salieron los recursos iniciales para que el sello editorial de Sandro lograra sacar a la luz su primer título. Si usted quiere y puede darle una mano a Sandro y apoyar su causa no es más sino que se comunique a los números 615 6311 o 315 331 0582

“Geoloástica” es un neologismo de autoría de Sandro. Si usted está interesado en saber qué significa o por qué sus cuentos son apocalípticamente salvadores o en dónde puede adquirir un ejemplar del libro, no es más sino que destine 6 minutos con 39 segundos de su tiempo para ver la video-entrevista impresentable que acompaña esta anotación:

[tube]http://www.youtube.com/watch?v=xBJYVYgc_Xo[/tube]

1 comentario en “Cuentos apocalípticamente salvadores”

  1. Lix Mario Ramírez Duque

    La lectura de Geoloástica me produjo una sensación agridulce; algo así como quitarse la costra de la herida y en seguida lamer la propia sangre que mana lentamente salada o dulce y en todo caso tibia. Una querida amiga mia dice que Manzanares es la capital del sarcasmo que ironía.. ¿no es acaso la ciudad de la cordialidad? ¿No es una coincidencia que Sandro sea de allí? Su libro es Sarcasmo y Poesía; ¿Poesóa o Sarcasmo?; ¿Sarcasmoloástica?; ¿Sarcosmoloástica?…….
    Que bueno es alsarse la bata, hablar a calzón quitao, y chuparse la propia sangre, sangre de tigre y de cordero. ¡oiga mijo que buen libro! un abrazo

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