Las elecciones afectivas

Generalmente con el término “antología” se hacía referencia (en algunos casos aún se hace pero debemos ser muy inocentes para tragarnos ese anzuelo completo) a una colección de obras, o fragmentos de obras que podían pertenecer a uno o varios autores, mediante la cual se daba cuenta del recorrido y el desarrollo artístico de un individuo, de una generación o de una disciplina artística en una región determinada. Así mismo se asumía que tal colección debía reunir el trabajo más destacado del objeto de estudio antologado (autor, autores o disciplina artística según fuera el caso) y que la selección de la misma debía ser realizada por algún erudito profundamente conocedor del tema, quien garantizaría que sus elecciones eran fundamentadas en la objetividad de sus conocimientos técnicos y ajenas, por supuesto, a cualquier afinidad subjetiva y meramente afectiva o de gusto.

“De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”, dice la sabiduría popular, y la buena intención que concebía a las antologías bien pronto se fue al traste. Hay ejemplos históricos de antologías realizadas para desconocer o desacreditar a tal o cual autor; incluso a movimientos completos. También las hay para imponer y dar a conocer a otros tantos. Las mejor intencionadas como mínimo demostraron la imposibilidad de que los gustos personales del antologador no medien en el trabajo y hubo algunas otras en las que de plano un grupo de amigos se reunió y se autoantologó para darse a conocer. Aunque corra el riesgo de generalizar no me equivocaré en mucho si escribo aquí que toda antología tiene su detractor o grupo de detractores, si escribo que toda antología siempre deja o ha dejado inconforme a alguien.

Lo que resulta interesante en la propuesta de antología de Alejandro Méndez, y que ha bautizado Las Elecciones Afectivas o Las Afinidades Electivas, es justamente la multiplicación de la figura antologadora (ya no es uno sino que son varios) y el enriquecimiento, por lo mismo, del criterio de selección e inclusión. Si a ello le agregamos que la idea se apoya en los nuevos medios que hoy en día brinda la tecnología, lo que tenemos es un modelo de antología desjerarquizado que tiende a una progresión infinita y en la que resulta muy difícil que alguien se quede por fuera. Su estructura se basa en el manido esquema de la “pirámide”: un autor es invitado a participar con su obra y al tiempo se le pide el aporte de un determinado número de autores que a su criterio (técnico, estético o afectivo) deberían estar incluidos, de esta manera hay tantos antologadores como autores antologados.

Alejandro arrancó con su idea en junio de 2006 y sus expectativas no eran mayores. Al día de hoy Las Elecciones Afectivas  cuenta con la participación de más de 400 autores argentinos y la adopción del modelo en 12 países más: Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, España, Italia, México, Panamá, Perú y Uruguay.

Carolina Dávila, nuestra corresponsal viajera, tuvo la oportunidad de entrevistarse con Alejandro Méndez, poeta argentino gestor inicial de la idea y además coordinador del taller de poesía “Laboratorio de Poesía”, y con John Alexander Castañeda, escritor y periodista coordinador del proyecto en su versión colombiana de quien pueden conocer una muestra de su trabajo poético en “Porque absurdo es el mundo”, y gracias a ella podemos compartir con ustedes estas dos video entrevistas en las que cada uno de ellos habla un poco más al respecto de quienes son, cuál es su trabajo y lo que pretenden desarrollar con esta iniciativa:

ELECCIONES AFECTIVAS

[tube]http://www.youtube.com/watch?v=aWuG2zZtego[/tube]

ELECCIONES AFECTIVAS – CAPÍTULO COLOMBIA

[tube]http://www.youtube.com/watch?v=HODBrFdN-Qk[/tube]

3 comentarios en “Las elecciones afectivas”

  1. Felicitaciones a Alejandro Méndez, John Alexande r Castañeda, Carolina Dávida Díaz y cada una de las personas que hacern posible el compartir estos excelenteas proyectos y experiencias que enriquecen el mundo cultural.

    Mil gracias a los Impresentables

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